miércoles, 30 de mayo de 2007

Entrevista a Xavier Pena, directivo de la asociación Dorna


"No me gustan las bañeras de plástico"

Xavier es bateeiro y trabaja en su batea. Tiene las mejillas curtidas del norte, cuarenta y pico años, una expresión bondadosa y una voz pausada que relaja más que un psiquiatra argentino. Se agradece la calma con que escoge sus palabras y la tranquilidad con que las regala.

Acostumbrado a otear el horizonte buscando las rocas que puedan hacer peligrar a Estela, su dorna, Xavier observa mis papeles. Es capaz de leer al revés la primera pregunta y no espera a que se le eche encima, maniobra con un golpe de timón y empieza la entrevista al revés: contestando.

Xavier Pena: La escuela de vela tradicional tiene mucho tiempo, y yo, a esa pregunta que estoy leyendo ahí, de cómo nació todo, no puedo contestar, porque llevo dos años y...

Alba Blanco: No importa...

X.P. La idea sale de la Asociación Cultural Dorna. Llegan las planeadoras, que salen rápido del mar, y como eso es lo que quiere la gente, van dejando de lado a las dornas, que empiezan a aparecer en las playas medio abandonadas. Así surge la idea, para dignificar una embarcación que fue el sustento de todas las familias de la Arousa. Y se empezaron a hacer regatas...

A.B. ¿En qué año fue?

X.P. Lo que te puedo decir es que este año es la edición número veintitrés de la regata Volta a Arousa, llamada regata madre. Es un espectáculo ver salir 40 o 50 dornas. No hay ruidos, están el viento y el mar... Lo que más le extraña a la gente es que vienes del mar de trabajar en la dorna y de repente comes y sigues.

A.B. Bien, pero, ¿por qué aprender a navegar en barcos lentos que ya no se usan tanto?

X.P. Hay que tener en cuenta que incluso para algunos trabajos es mejor la dorna que las modernas planeadoras. La planeadora es muy mala para andar con ella a remo, es como una bañera de plástico (sonríe)... Yo no le tengo mucho... Con la dorna permaneces en las marcaciones visuales, mientras que con la planeadora no puedes, se va. La gente mayor va en la dorna porque es lo más adecuado. Además, es una embarcación muy manejable a remos y siempre la llevas por donde tú quieres. Y es muy marinera... No sé si era esa la pregunta...

Ríe como sabiendo que cuando habla de una cosa que le gusta es capaz ir saltando e hilando distintas conversaciones y olvidarse de todo, incluso de las preguntas, que no son más que una disculpa para conversar. Y contagia su risa. Xavier es un gran conversador, como todos los que se apasionan por algo.

A.B. ¿A qué tipo de personas les gustan los barcos de madera con velas tradicionales? ¿Sólo a marineros?

X.P. No, que va, que va... De hecho, como te decía antes, creo que nosotros, en Arousa, estamos un poco locos. Trabajamos todo el día en el mar y después volvemos, a la tarde, por hobby. Pero el mar le gusta a mucha gente. Salimos a relajarnos, a conocer gente de distintos sitios y distintos "pensares". A mí me encanta esto...
A.B. ¿Cómo aprende un patrón de la escuela a navegar?

X.P. Yo, por ejemplo, soy marinero de toda la vida, desde los quince años que ando ó mar... Entonces, la mayoría de las cosas ya las sabía de andar ó mar. Y para los otros, lo más dificil creo que es mantenerse de pie en la embarcación, ser capaz de llevar un rumbo y al mismo tiempo una conversación.

Es un placer escuchar el discurso pausado de Xavier, que sorprende por su gran conocimiento y seduce por su amabilidad y candidez. Continuamente me advierte que quizás él no sea la persona más adecuada para informarme de cómo se desarrolla la vida en la escuela. Por supuesto, se equivoca.

A.B. ¿Cuál es el secreto de la navegación tradicional?

X.P. No sabría decirte cuál es el secreto. Yo no le di mucha importancia a aquella dorna que mi padre me regaló a mis veinte años como ajuar de boda. La mujer llevaba una habitación de regalo de sus padres... Trabajé toda la vida con ella, pero cuando la dejé medio abandonada durante un año encima de la playa, me di cuenta que Estela y yo ya no éramos un equipo. Una parte de mí mismo no podía estar ahí, zapateada. Me metí en la escuela, la preparé para velear y ahora noto esa especie de simbiosis entre ella y yo.

A.B. ¿Los marineros no le tienen miedo al mar?

X.P. No (es un no largo y de asombro como sorprendido por semejante contradicción). No, no, no, y además es malo. Esa persona nunca será marinero. La gente lo que le tiene es mucho respeto al mar, que es distinto. Es como un amigo, Tienes que intentar cuidarlo, entenderlo y, por encima de todo, tenerle respeto. No le puedes tener miedo a un amigo.

No hay comentarios: